El aumento sostenido de la tasa de interés por parte del Banco de México (Banxico) en los últimos tres años ha planteado desafíos significativos de fondeo y liquidez para las instituciones financieras no bancarias (IFNB) en México. Estas instituciones han enfrentado dificultades debido a la aversión de los inversionistas desde 2021, exacerbada por la pandemia, los incrementos en las tasas de interés y la elevada inflación. Aunque las IFNB representan solo el 3% del sistema financiero mexicano en comparación con el 56% controlado por la banca, han sufrido las consecuencias de las altas tasas de interés. La situación se ha visto agravada por la caída y liquidación de importantes instituciones como Crédito Real, Unifin y Alphacredit, que enfrentaron problemas de gobernanza y errores de contabilidad. El desafío del fondeo se ha vuelto más agudo para muchas IFNB, ya que no todas tienen la capacidad de captar recursos de la misma manera que los bancos tradicionales. La banca comercial, sujeta a regulaciones que le permiten captar fondos, enfrenta un aumento directo en el costo de su fondeo con cada incremento en la tasa de referencia. Esto contrasta con las IFNB, que dependen más del financiamiento de los inversionistas y que, ante la crisis, han visto restringido el acceso a dicho financiamiento. El impacto de las altas tasas de interés varía según la capacidad de financiamiento y la diversificación de deuda de cada institución. Aquellas con mayor diversificación y un historial de pagos más espaciado pueden estar mejor preparadas para enfrentar la crisis. Sin embargo, se espera que el mercado internacional de bonos y préstamos para el sector permanezca cerrado durante varios meses más, lo que complica aún más la situación. Para enfrentar los desafíos en 2024, se espera que el Banco de México reduzca la tasa de referencia, pero el ritmo y la magnitud de esta reducción dependerán de la evolución de la inflación. Si las tasas se mantienen altas y el financiamiento externo es limitado, las IFNB podrían ajustar al alza sus productos de crédito, lo que potencialmente conduciría a una mayor morosidad. La banca comercial también podría limitar su crédito a estas instituciones, lo que agravaría aún más la situación. Fuente: Expansión