El Banco de México (Banxico) dio a conocer que para el cierre de este año espera una inflación de 6.8% anual, una variación que de darse, sería la más alta en dos décadas.
Dicho pronóstico incluye un nuevo incremento sobre su proyección de septiembre, cuando esperaba una fluctuación de 6.2%.
Dentro de las perspectivas de inflación que acompañaron a su séptimo anuncio monetario del año, el banco central señaló que la trayectoria de los precios generales se ha visto afectada por predicciones globales e internas.
En su análisis, se establece que los choques que han incidido en la inflación son básicamente transitorios.
En específico con los cuellos de botella en la producción, los estímulos al gasto y su recomposición hacia mercancías, así como incremento en los precios de alimentos y energéticos.
Por otro lado, explicó que "el horizonte en el que podrían afectar la inflación es incierto, y ha impactado a un amplio tipo de productos y su magnitud ha sido considerable".
Por último, en su comunicado se expuso que fue necesario ante estas presiones seguir reforzando la postura monetaria.