Recientemente la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en apoyo a los deudores de la banca y para también poder facilitar la continuidad de los flujos de financiamiento, ha emitido diversas disposiciones en apoyo a ellos.
Esta serie de medidas buscan mitigar los efectos económicos derivados de la pandemia del Covid-19, los cuales han incluido caídas nunca antes vistas en la actividad empresarial, quiebra en negocios y el aumento del desempleo.
Ante tal situación, los acreditados desde luego es normal que presenten problemas para efectuar sus pagos actualizados, al mismo tiempo que los bancos se presionan en su rentabilidad. Por ello las acciones de la CNBV han hecho que se pueda enfrentar la secuelas de la recesión.
En principio para marzo el organismo había anunciado con los Criterios Contables Especiales (CCE) que permitieron el diferimiento, parcial o total, de intereses o capital de los préstamos por un periodo de 4 a 6 meses. Esta medida representó un "periodo de gracia" para que los clientes no se vieran afectados en sus historiales crediticios.
Para el mes de abril a fin de obtener mayor flexibilidad a las instituciones bancarias, la CNBV anunció nuevas modificaciones en relación a la reducción de los requerimientos de capital mínimo, así como la posposición de la entrada en vigor de métodos para medir aspectos como las pérdidas esperadas y la capacidad para la absorción de pérdidas.
Según el Banco de México, al cierre de junio los créditos adheridos a estos criterios representaron sólo 18% del saldo de la cartera crediticia de la banca, su perfil de riesgo en términos de morosidad ha sido muy superior al del resto y la mayoría ha continuado realizando pagos que estaban programados antes de la facilidad.
Por otra parte, en los primeros 7 meses de 2020, en términos anuales, la banca ha incrementado sus estimaciones preventivas para riesgos crediticios en casi 40%, lo que representa un reconocimiento de los problemas, a causa de un descenso considerable de sus utilidades.
Para la semana pasada y por porque los CCE vencen en septiembre, la CNBV emitió nuevas reglas para que las instituciones diseñen programas de reestructuras. Siendo planes basados en la reducción del 25% de los pagos mensuales, lo cual es una ampliación del plazo remanente no mayor al 50% en comparación al original, así como la disminución de tasas de interés y quitas.
El posible efecto en el historial crediticio dependerá de la calidad de la cartera.
Los nuevos programas beneficiarán a los clientes con problemas de liquidez para servir sus deudas. Pero la prolongación de la pandemia y la posible expectativa de un siguiente plan podrían desalentar el pago del crédito por parte de los deudores.
Además los programas podrían implicar una carga significativa para los bancos en términos de menores ingresos y castigos de créditos, con presiones significativas sobre el capital. Esto podría limitar la participación de las instituciones de estos refinanciamientos y, en especial, mantener la cautela en la generación de crédito.