Solo hay una cosa segura que se puede decir acerca del panorama para el mercado mexicano el próximo año: es muy incierto.
Gofshteyn menciona: “Dos factores son importantes el próximo año para el peso mexicano: la erosión constante de la ventaja de rendimiento que el peso mexicano tiene sobre la mayoría de los pares en mercados emergentes y la política de Estados Unidos".
La atracción principal para los activos denominados en pesos, las altas tasas de interés, ya se está erosionando. El banco central ha reducido las tasas en 75 puntos base desde su máximo en agosto. Mientras tanto, a muchos les preocupa que los planes de gasto de López Obrador puedan comenzar a dañar el déficit fiscal. Si bien el presidente se ha aferrado a su superávit presupuestario primario del 1 por ciento del PIB para este año, grandes proyectos como una nueva refinería y un tren ejercerán una presión adicional sobre el gasto del gobierno en el futuro.
Agregue a eso una larga lista de presiones domésticas y la imagen se vuelve más sombría.
Pero México podría recibir un impulso a fines del siguiente año si se va una fuente de presión: el presidente Donald Trump.
Fuente: El Financiero.